-Póngame un café con leche por favor-le pedí al camarero.
Ah, se me olvido contároslo. Mi venganza con Carlos era darle celos. Sé que mi lema es vive y deja vivir pero si Elena no me deja vivir a mi ¿Por qué tengo que dejarla yo a ella? Sé que suena como si fuese una cría, pero en el fondo tengo 16 años, que se arrepienta la futura Natalia. También se que la venganza no es lo más ético porque bla bla bla y ble ble ble, pero es lo más humano sin duda, y en realidad ¿Quién no se ha vengado nunca? Si hay alguien, puede criticarme todo lo que le dé la gana, pero si no, que se calle, que calladita la gente esta más guapa (;
Como os iba diciendo, acababa de pedir un café, me le sirvieron y nada más sentarme entró Mario
-Un café solo, en vaso, y con mucho hielos- Pidió al camarero
-Hola-me dijo- Bueno ¿Qué me tenias que contar?
-Muchas cosas...-Le dijé yo. Le conté todo, lo del baile, lo del centro comercial…Cuándo terminé dijo:
-Joder solo os falta pegaros-Bromeó el
-Y somos capaces- Dije yo más seriamente
-Ey, ey, tu no vas a pegar a nadie
Por eso, Mario era como mi hermano mayor, porque aunque podía confiar en él, pero me prohibía muchas cosas. Mis amigas tenían envidia de que fuese tan amiga suya, por estaba…puf… ¿Cómo describirlo? Diecisiete años, pelo rubio tirando a castaño clarito, alto, fuerte, ojos color miel… ¿Me parecía que estaba bueno? Por supuesto que sí. ¿Me gustaba? Alguna vez te gustarías de tu hermano mayor, en mi opinión NO
Me despedí de Mario y fui a mi casa. Eran cerca de las 8 y media. Abrí la puerta de mi casa y mi madre me llamo
-Natalia, sube arriba, ha venido una amiga a verte-Dijo ella
Seguro que eran Mónica o Marina. Subí a mi habitación y abrí la puerta. No eran ninguna de ellas. Era Elena